sábado, 8 de febrero de 2014

© Mandato súbito













Y que tal si un día,
cuando se anuncie la súbita
despedida decida ser león,
y mis mandatos sean cumplidos
lo quieras o no.
Quizás me atreva a ser águila,
para que recuerdes también mis garras,
o aquél gran elefante, para que veas de que
están hechas mis pisadas.

Ah, ese día ya podré
ajustarme los fajones,
dejar de arrastrar estos ruedos
que se tropiezan con los tacones.

Saberme en tierra firme.

…para mañana sumergirme
otra vez en mis sueños.
***

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