martes, 23 de octubre de 2012

© Aguas calmas


















No tienen pudor,
tampoco idealismos,
ni menos freno.

Hay quien se los puede
encontrar una noche
bebiendo rincones oscuros,
clausurando amores,
o zambulléndose en aguas calmas.

Son los mismos
no se les puede confundir,
ni pasarles desapercibidos,
¿Quién se les resiste?
mejor reírles, y danzarles esta noche.

Y si confabulan yo miro por la ventana,
creo ver a Narciso huyéndole a un mozo,
y más lejos a Baco corriendo por cafetales,
mas me aparto.
Los fúnebres rostros de otros que vienen por más
preparan mi retirada.

No hay estrellas al amanecer,
él me espera, y apresuro el paso.
Camino sola, eso creo,
ellos me acompañan,
mas no me mueven un pelo.

Antes que claree el día
cierro la puerta,
él me encuentra,
y yo cedo a su encanto.

***En una noche de Náralit

domingo, 14 de octubre de 2012

© Deseos del tiempo

 








 


Yo también quisiera
de ella enamorarme.

Que me enseñe a cerrar mis ojos,


y si lo desea
bese labios de hombre lejano,
eso no me lastimará,
mas procuro no llorar,
no vaya ser que ella
si se lastime.

Yo también quisiera

por ella enamorarme.

Protegerla de los duros hombres

que solo aman sus pisos.
Otra vez me ha pillado observando,
mas ella en vez de sonrojarse
me hace una mística mueca,
y yo sonrío como
payasa frustrada.

Yo también quisiera

en ella enamorarme.

Adentrarme en su escondite preferido,

y en alas de madre mariposa
protegernos de los invisibles.
-Olvidemos a los chicos buenos-
nos decimos,
-no vayan a correr la misma
suerte que los poetas-.

Yo también quisiera…


-Que ya no hay tiempo de abandonos,

ni de salvación-
me dices.
Ellos han venido.
Mientras se apaga todo,
logro todavía distinguirte,
-sálvate- escucho
-que la noche continuará
siempre eterna-.


***

martes, 11 de septiembre de 2012

© Reflejos de mí













Abre el sol la mañana
buscando ver tus ojos en miel,
mi dulce fuente de esperanza.

Es por tu bien
-ya te los he mostrado suficiente-
me dices.
Y pretendes llore con una mentira,
y ría a verdades,
yo no entiendo nada de eso,
no me lo expliques;
aunque en las noches
siento tener esa habilidad rara tuya
que llamas llorar.

Vas y vienes,
así he podido conocer a un pajarillo
que ayudaste en el camino,
y a un par de novios
besándose en el parque,
también el jardín dueño de la flor
que me traes cada tarde.

Hoy me has traído un nuevo obsequio,
aseguras me hará compañía
en la ausencia.
No, no lo he querido aceptar,
y así me he ido a mi rincón.
Te suplico –déjame verlos otra vez-
no hay respuesta,
así espero te duermas,
así te duermes.

La he visto,
sus ojos de gitana.
Creo se ha asustado como yo,
no he detenido la violenta acción
que la separe de ti.

 Al abrir el sol
aún con sangre en mis manos
busco tu obsequio.
Asombrada lo he partido en pedazos.
He vuelto a mirar el reflejo de ella.


***

miércoles, 1 de agosto de 2012

© Inocencia en miniatura

 













Me has sorprendido en una vuelta,

miro como eres capaz de trenzar toda

una tarde raíces, al punto que he quedado sin jardín,

¿Puedo darte un momento de descanso?


Mientras alimento tu ser en leche

te pido permiso para ser tu madre,

tu respuesta espera al anochecer

si es que el fantasma regresa.


Su presencia me dice que pronto cabe una tumba;

mientras tanto desplumo lo poco

que queda de aquél pollo, bueno,

de aquella ave que se pavoneaba en el jardín,

y se creía perro guardián más que otra cosa.


Esta versión en miniatura

sabrá como defenderse en mujer,

me recuerda que en la inocencia

la vida es un juego.


***A Kiara, por enseñarme el sol en sus dedos.

viernes, 20 de julio de 2012

© El reino del ahorcado



















Por  caridad el pequeño animal
dejó ir a la fiera: te dejo todo dispuesto
para tu próxima captura, y
en contra de tu voluntad consumo mi fuego.

He decidido buscar aquella seña
que me indique el camino del amanecer
más claro, y así quizás conocer después la oscuridad.

Estos huesos están oxidados, eso me indica
el humano industrial con
su ronca voz, parece que ha decidido acompañarme.

En mi recorrido ansío tropezar con uno de esos seres,
saber de sus proezas, y que
me confirmen que no son animales,
de seguro también dirán ‘somos muy aptos para la poesía’.

Ahora entiendo su decir ¿Crees que me importan un par de piernas?
¡no las necesita!, si levita a dos metros de mi cabeza.
Creo necesitará unos metros más para alcanzar su reino.

Por caridad le ayudo a repetir ‘no me toca hoy,
me toca mañana, déjame crear, y destruir’.
Tanto oro no es suficiente para
encontrar una mujer que le quiera.

Espero el amanecer, el humano industrial
me muestra el camino a casa ¿A casa?,
olvido que la fiera me ha encontrado.

***

domingo, 8 de julio de 2012

© Olvido non grato












***Dedicado a F.R.

A que no recuerdas
la triste hora
que te espero.

Falsos momentos
de horas perdidas,
hasta el furioso invierno
me pone invocar
a los santos del veranillo.

Y quiero correr, gritar,
y llorar; pero me sienta mejor
volver de donde
no me he ido.

Comienzo a dudar si soy tu familia,
terminas creyendo que soy tu dios.
Y no hay culpables,
ni inocentes, solo
el beso, nuestra muerte,
y nuestra vida.

Y me digo, esto es
el colmo de todo síndrome.

Sin pertenecer aquí, ni allá,
encuentro un rumbo para
desaparecer por los dos.

La secta ha despertado en ti,
falsa hora para calmar demonios.
Y no es que duerma, sueño con ese gigante,
columpiándome en sus pies.

Vuelves a sonreir,
a mirar, luego de creerme dormida.

***

lunes, 16 de abril de 2012

© Pasajero del último vuelo















***Para ti que sigues pisando en tierra.

A Frank Ruffino (una gota del mar de tu ser)


El canto del fénix revela
la llegada del día, y te  
recuerda que eres solo un visitante.

Hoy tu cuerpo parece recibir los primeros
rayos de sol, y alimento desde que naciste;
pero tus sentidos te traicionan,
revelan que ya has vivido,
probado y sentido esto.

Fue tan solo ayer
que disfrutabas del olor del mar,
el canto de natura, y las dramáticas historias
de poetas.
Fue tan solo ayer que conociste
por primera, y única vez las desgracias
de hombres que guardaban en ti
su única esperanza.
Fue tan solo ayer que regaste tu primera lágrima.

Sin detenerte en ninguna explicación
te percatas que la tarde ha caído.
Delicadas manos
te acarician, y desenmascaran
a la mujer con la que intimas.
Hoy ella se ha marchado otra vez
sin revelarte su nombre, y de nuevo
te ha dado de probar ese fruto amargo,
fruto que te sume en profundo sueño.

Hoy son ángeles negros,
y blancos  paseando en bandadas.
Te obsequian una  pluma,
y miles de historias
a las que les falta un final.

Al despertad madre viste, y da las bendiciones,
padre indica como debes comportarte,
te das cuenta que eres ese niño de siete años.
Tan solo ayer tenías
otros 40.

Una voz ronca, y una mirada que
apenas se sostiene
 te sacan del letargo,
74 es la edad del anciano,
7:40p.m en la taberna.

Un joven mozo entra,
sin deparar en el anciano se sienta a su lado,
saca una pluma con la que escribe su vida.

Al llegar el alba,
el poeta, solo, ha dejado la taberna,
campanas anuncian luto,
el ave vuelve a cantar.
De sobresalto despiertas
para volver a vivir el día.

***

lunes, 26 de marzo de 2012

© Y en un día cometa

***Si  lo vives, recuerda que yo también lo viví.














No es que me inspire,
es que aprendí a verle comedia
a la tragedia de este lugar.

 El sitio es considerable,
sus cosas, sus gentes.
No son lo que parecen ser,
pero a la vez son.

Cada mañana el lugar es gastado
por trogloditas esbeltos,
sus harapos advierten la hora
de la liquidación.

Es entonces cuando se escucha el venir del
dragón de los mil pies.

Pero no ha venido solo.
Risas escandalosas, y pisadas de animal
avisan algo: hombres salvajes bajan de las
montañas.
Al poco rato huyen,
y los mansos
les siguen.
  
Parece ser que han escuchado
los rieles de la máquina
que conduce el hombrecillo azul,
sus pies apuntan a la izquierda
¿Mala suerte?
¿O zapatero equivocado?

Los trogloditas siguen con su ritual,
sin siquiera percatarse del hombrecillo;
pero un espeluznante grito
les hace usar por
primera vez sus ojos
para “observar”:

Un gigante con dientes filosos
devora las extremidades
de una doncella,
que sin ser de piel, ni huesos,
no esta exenta del dolor
de sobrevivirse.

El guardián de la montaña
también la ha escuchado.
Ha bajado a cuestas con la única
cruz de fuego, y agua, y
con el único cristo
que hace milagros.

Sin embargo, el dragón de los mil pies
no está hoy de buen humor.
Ha lanzado a un hombre al abismo horizontal,
y ha regurgitado a otro por imperfecto,
no le parece que el guardián venga a figurar
en esta hora pico con sus insignificantes
estacas.

Decisión nada amigable para el peluquero:
el único amigo fiel de todo este lugar.
Es manco, su peor enemigo
le mutiló la mano: una rata,
esta se había ganado su amistad, y algo más;
pero bastó un desliz de ambos para que aquél
se adelantara, y la dejara mocha.

Desde entonces este se dedica a salvar vidas,
y esta vez no es la excepción.
Con valentía se enfrenta al dragón
(Le obsequia una caja de puros cubanos,
que este fumó a placer).

Con el resucitar de la doncella
el día acaba, los trogloditas
dejan su rol y vuelven al ayuno,
los salvajes regresan civilizados,
el hombrecillo azul toma  un
nuevo color; y el peluquero, ahora cojo,
pide otra oportunidad a la rata.



***Relato inédito. Inspirado en mi diario vivir. ¡Pintado de colores!

jueves, 1 de marzo de 2012

No hay razón alguna

El término fantástico, en la vida real nos remite a algo maravilloso, increíble o inexplicable que asociamos a una fuente poderosa, o suprema que es dueña de esa manifestación. La literatura ha explotado este género como ningún otro arte, esto quizás por el hecho de no estar exenta de una  realidad y verdad sin importar tiempo, o espacio.

Mi gusto por la lectura de género fantástico me ha llevado a compartirles este texto, que tampoco está lejos de nuestra realidad humana, y menos animal.


“Compré el mono en el remate de un circo que había quebrado... La primera vez que se me ocurrió tentar la experiencia, fue una tarde: los monos fueron hombres que por una u otra razón dejaron de hablar.

Agoté toda la bibliografía concerniente al problema sin ningún resultado. Sabía únicamente, con entera seguridad, que no hay ninguna razón para que el mono no hable. Esto llevaba cinco años de meditaciones…

Yzur era ciertamente un animal notable, sábese que el chimpancé es  entre los monos el mejor provisto de cerebro.

Decidí, entonces, empezar mi obra con una verdadera gimnasia de los labios y de la lengua de mi mono, tratándolo como a un sordomudo.

La gimnasia produjo su efecto pues a los dos meses ya sabía sacar la lengua para burlar.

Los labios dieron más trabajo pues hasta hubo que estirárselos con pinzas…Al fin aprendió a mover los labios.

Comencé, entonces, la educación fonética.

Dada la glotonería del mono decidí asociar cada vocal  con una golosina. Yzur las aprendió en 15 días.

Las consonantes me dieron un trabajo endemoniado, hube de comprender que nunca llegaría a pronunciar aquellas en que entran los dientes y las encías…

Pasaron tres años sin conseguir que formara palabra alguna.

Por despacio que fuera, se había operado un gran cambio en su carácter. Su sensibilidad se desarrollaba igualmente.

Iba notándosele una gran facilidad de lágrimas.

Las lecciones continuaban con inquebrantable tesón. Aquello había llegado a convertirse en una obsesión dolorosa, y poco a poco sentíame inclinado a emplear la fuerza.

Empezaba a convencerme de que nunca lo sacaría de su mutismo, cuando supe de golpe que no hablaba porque no quería…

 El cocinero, horrorizado, vino a decirme una noche que había sorprendido al mono “hablando verdaderas palabras”.

En vez de dejar que el mono llegara naturalmente a la manifestación del lenguaje, procuré imponérsela por la fuerza. No conseguí  sino las guiñadas hipócritas y la ironía en  sus muecas. Me encolericé, y  sin consideración alguna le di de azotes, lo único que logré fue su llanto, y un silencio absoluto…

A los tres días calló enfermo, en una especie de sombría demencia…

Mejoró al cabo de mucho tiempo, quedando, no obstante, tan débil que no podía moverse de su cama.

El demonio del análisis, impulsábame, sin embargo, a renovar mis experiencias...

Comencé muy despacio, pidiéndole las letras que sabía pronunciar. ¡Nada! , háblele con oraciones breves, procurando tocar su fidelidad o su glotonería. ¡Nada!. Por momentos deseaba que se volviera loco, a ver si el delirio rompía su silencio”...


***Extracto del cuento “Yzur” de Leopoldo Lugones (1874-1938). Género fantástico.

lunes, 6 de febrero de 2012

© Y como una puesta de sol…

Él se dedicó a observarla  largo rato.

Llegaba el momento en que debía dirigirle esas palabras; sin embargo su especial condición obligaba que cada una de estas fuera escogida con sumo cuidado.

No se fuera ella a ofender.

No sería fácil convencerla, pensó. Al contrario, solo bastó un movimiento suave, como brisa en tarde de verano para que ella aceptara marchar con él.

La quería, cuánto la quería!... ¿Pero era suficiente?

Cuidó cada detalle para que se sintiera a gusto en su viaje. Su primer viaje.

Sintió verla un poco más pálida de lo habitual, más frágil que de costumbre.Quiso desvirtuar esas señales pasajeras, como muchas de ella. Recordó la vez en que le hizo creer que había caído en un sueño profundo, en coma, con tal de retenerlo a su lado.

Pero hoy no se jugaba el chance. Debía asegurarse llegara sana y salva a su destino.

Él, como nato explorador, había conocido cada rincón conocido, y desconocido, así como sus gentes, desde los seres más humildes de la tierra, hasta los más soberbios. Sus invenciones, ideas, propósitos…

Siendo ella tan vanidosa y orgullosa aceptó contenta de él ese objeto único para su especie que había traído de muy lejos, ella era la primera en probarlo.

Ahora su fragilidad quedaba atrás, sus labios enrojecieron como nunca. Su belleza estaba en su esplendor.

Ese viaje era lo que necesitaba desde hace mucho, pensó. Esa ciudad le parecía ya demasiado pequeña, se decía, incluso maloliente, y disfrutaba el saberse única en sus características físicas e intelectuales, a cientos, quizá, miles de kilómetros.

Le recordaba a alguien, se preguntaba él ansioso, y vacilante unos días antes de decidir partir ¿Pero a quién? ¿Serían sus pies descalzos al danzar como las bailarinas árabes?  ¿O sus profundos ojos como las jóvenes del desierto? No…era toda ella.

Hoy era hora de dejar ese sitio juntos... ¿Pero por cuánto? En otras circunstancias la hubiera llevado más lejos, pero no tenía más opción, ahora podía recordarlo todo, a donde él iba alguien ya lo esperaba.

Luego de muchas semanas de andar los dos, habían llegado a su destino...

Al destino de ella: El jardín de las rosas. Ahora ella era una entre el montón.


***Texto Inédito, inspirado en “El Principito” de Antoine de Saint  Exupéry. Dedicado a Octavio, un Principito de carne, y hueso que hace tres años cayó desde una estrella.

sábado, 21 de enero de 2012

Y un día en el edén…

Ahora les comparto un fragmento de un cuento humorístico de Mark Twain. Además de hacer reír a aquellos que tengan la disposición de mofarse de su propia especie. También  deja una reflexión hermosa sobre la convivencia humana.

Sin dar más pistas de que trata el relato (para aquellos que no lo conocen) empecemos  el recuento de la semana: 



Lunes: -Este animal nuevo está resultando muy entrometido. Siempre merodea en torno de mí y me sigue a donde yo voy. Esto me desagrada; no estoy acostumbrado a tener compañía, debería quedarse con los demás animales.

El día está nuboso, creo que tendremos lluvia. ¿Tendremos? ¿Nosotros? ¿De dónde he sacado esto de nosotros?...Así habla el animal nuevo.

Martes: -…Sin darme tiempo a protestar, el animal nuevo va poniendo nombre a cuanto se alza ante nosotros…

Miércoles: - Me construí un cobijo para defenderme de la lluvia, pero no hubo modo de que lo disfrutase yo solo en paz. Se metió el animal nuevo, y ante mis intentos de expulsarlo empezó a derramar agua por los agujeros que le sirven para mirar,  y luego se los secó con el revés de sus garras, y dejó oír un ruido semejante al que hacen los demás animales cuando sufren.

Jueves:- …Para esta finca, yo tenía pensado un nombre que suena bien y es bonito: Jardín del Edén. Pero el animal nuevo afirma que todo el jardín está compuesto de bosques, rocas, paisajes, por lo cual no se parece a un jardín; sino a un parque.

Viernes:- Le ha dado por suplicarme que no me lance por las cataratas. ¿Qué daño hay en ello? Me asegura que le entran escalofríos cuando lo hago. ¿Por qué?

Me siento aquí muy coartado. Necesito cambiar de panoramas

Sábado:- Me fugué el pasado martes por la noche, caminé dos días y me construí un refugio, borrando mis huellas hasta donde me fue posible, pero dio conmigo… gracias a un animal que ha domesticado y al que llama lobo.

Domingo:- Esta mañana encontré al animal nuevo cuando trataba de echar abajo, con terrones, alguna manzana del árbol prohibido.
 

***Lunes:- El animal nuevo dice que su nombre es Eva…

Dice que no debo usar la palabra él, sino la de ella, cuando hablo de su persona. Sobre eso habría que hablar probablemente mucho, a mi me es igual; me tendría sin cuidado lo que a ella se refiere, si se las arreglase para vivir sola y sino me hablase.

Domingo:-Mal, que mal se pasó

Martes:-Ella me ha contado que la hicieron de una costilla arrancada de mi cuerpo…esto es para ponerlo en duda, yo no he perdido ninguna costilla.

Domingo:- Mal, que mal se pasó

Martes:- Le ha dado por una serpiente. Esto ha regocijado a los demás animales porque andaba siempre haciendo experimentos con ellos, yo me alegro también porque la serpiente habla, y eso supone para mí un descanso…”



***Extracto del cuento “El diario de Adán y Eva” (El diario de Adán) de Mark Twain.


viernes, 13 de enero de 2012

El alma de una sirena

Un soplo, o un aire sutil, la presencia del alma siempre me ha parecido un ingrediente interesante en cualquier lectura, ya sea porque encierra un misterio de algo fabuloso por ocurrir, o porque su sola mención predice salvación o condenación.

Les comparto un extracto de uno de muchos relatos que me siguen llamando la atención,  leídos o no por ustedes que lo disfuten.

Le dejo la incógnita de cuál puede ser el alma de la sirena.


“…Una tarde el pescador llamó a la sirena y le dijo: -Sirenita, sirenita yo te quiero. Seamos novios porque estoy enamorado de ti.

Sin embargo, la sirena se negó moviendo tristemente la cabeza, mientras decía:
-Tienes un alma humana. Solo podría amarte si tú te desprendes de tu alma.

Entonces el joven pescador se dijo: 
- ¿De que me sirve mi alma? No puedo verla, no puedo tocarla, no la conozco. La despediré y poder ser feliz, extendiendo los brazos hacia la sirena le dijo:


 - Expulsaré a mi alma, y entonces seremos novios, y viviremos juntos en lo más profundo del mar, y me mostrarás todo lo que has cantado, y yo haré todo lo que quieras, y ya nunca podrán separarse nuestras vidas.

La sirenita rió alegremente escondiendo el rostro entre las manos.

-Pero ¿Cómo podré desprenderme de mi alma?- preguntó el pescador-. Dime qué debo hacer y lo haré ahora mismo.

¡Ay! -repuso la sirenita-. ¡Yo no sé!

 Los hijos del mar no tenemos alma.

Lo miró con sus ojos ardientes y se hundió en lo profundo…”
 

***Extracto del cuento: “El Pescador y su alma” de Oscar Wilde.