Un soplo, o un aire sutil, la
presencia del alma siempre me ha parecido un ingrediente interesante en
cualquier lectura, ya sea porque encierra un misterio de algo fabuloso por
ocurrir, o porque su sola mención predice salvación o condenación.
Les comparto un extracto de uno de muchos relatos que me siguen llamando la atención, leídos o no por ustedes que lo disfuten.
Le dejo la incógnita de cuál puede ser el alma de la sirena.
Les comparto un extracto de uno de muchos relatos que me siguen llamando la atención, leídos o no por ustedes que lo disfuten.
Le dejo la incógnita de cuál puede ser el alma de la sirena.
“…Una tarde el pescador llamó a la
sirena y le dijo: -Sirenita, sirenita yo te quiero. Seamos novios porque estoy
enamorado de ti.
Sin embargo, la sirena se negó
moviendo tristemente la cabeza, mientras decía:
-Tienes un alma humana. Solo podría
amarte si tú te desprendes de tu alma.
Entonces el joven pescador se
dijo:
- ¿De que me sirve mi alma? No puedo
verla, no puedo tocarla, no la conozco. La despediré y poder ser feliz,
extendiendo los brazos hacia la sirena le dijo:
- Expulsaré a mi alma, y
entonces seremos novios, y viviremos juntos en lo más profundo del mar, y me
mostrarás todo lo que has cantado, y yo haré todo lo que quieras, y ya nunca
podrán separarse nuestras vidas.
La sirenita rió alegremente
escondiendo el rostro entre las manos.
-Pero ¿Cómo podré desprenderme de mi
alma?- preguntó el pescador-. Dime qué debo hacer y lo haré ahora mismo.
¡Ay! -repuso la sirenita-. ¡Yo no sé!
Los hijos del mar no tenemos
alma.
Lo miró con sus ojos ardientes y se
hundió en lo profundo…”
***Extracto del cuento: “El Pescador
y su alma” de Oscar Wilde.
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